Hoy comparto contigo,🎁
Cómo reconocer en TU Escritura, TU I.E.
Y lo primero es comprender a qué hace referencia…
Inteligencia es,
“La capacidad de entender, comprender y resolver problemas, conocimiento, comprensión, habilidad, destreza y experiencia”.
La biología, por su parte, dice que la inteligencia es un conjunto de hormonas, neuronas y enzimas, que permiten que toda la información pase a través de las redes neuronales.
Parece ser, además, que la concentración de testosterona, modifica la orientación espacial y el razonamiento matemático, mientras que la concentración de estrógeno, mejora todo lo que tiene que ver con las actuaciones verbales.
También se sabe que la inteligencia, es la capacidad de rendimiento que se deriva de coordinar: conocimiento, asociación, imaginación, memoria, juicio y expresión.
Al mismo tiempo, también es una mezcla de adquisiciones culturales y puesta en acción.
“La inteligencia emocional es la capacidad de gestionar las emociones”.
Con todo, parece que los especialistas en la materia no se ponen de acuerdo para encontrar una definición universalmente aceptada que la defina.
¡Vaya!, aunque si sabemos que se relaciona con la Gestión Emocional.
¿Se puede MEDIR la INTELIGENCIA en la ESCRITURA?
Ahora bien, entonces… ¿Cómo se evalúa la escritura?
Según Núria Obiol (2018), el profesional Grafólogo, es quien analiza la escritura, mediante la Grafología, ciencia que estudia el grafismo. Se afirma que es una ciencia porque cumple tres (3) requisitos imprescindibles:
- Primer requisito: Delimita la materia en sí, y su campo de acción.
- Segundo requisito: Define el objeto de su conocimiento; el estudio del grafismo sobre el individuo.
- Tercer requisito: Ser objeto de tratamiento científico.
Este análisis, se realiza utilizando el método Grafoanálisis, el cual tiene un protocolo en el que se incluyen los datos del analizado y una valoración de los parámetros gráficos.
Es imprescindible que existan los conocimientos básicos para poder puntuar cada ítem, ya que se analizan 720 rasgos gráficos, donde se incluyen los Aspectos Gráficos, los Gesto Tipo, las Letras Reflejas y la Firma-Rúbrica, permitiendo elaborar el perfil del autor del manuscrito.
Para la grafóloga francesa M. Désurvire (1993), la inteligencia impregna el comportamiento, o sea, que una persona inteligente tiene reacciones inteligentes.
De ahí que se le conceda un valor social, puesto que el tenerla o no tenerla, se traduce en actos con mayor o menor valor.
El pedagogo, psicólogo y grafólogo A. Binet (1857-1911), investigó la escritura de los niños con el propósito de convertirla en una herramienta que permitiera encontrar ese valor, aunque al no lograrlo desarrolló su famoso test del Cociente Intelectual.
Después de varias investigaciones, se llegó a la conclusión de que la escritura no sirve para dar una medida de la inteligencia.
Sin embargo, aunque no podemos ver la cantidad, sí podemos ver el estilo y la forma que adopta esa inteligencia.
Es decir, qué hace la persona con lo que tiene.
Como la escritura es expresiva del carácter y, según Jean Piaget (1896-1980), la inteligencia se desarrolla ligada a la vida afectiva desde el nacimiento, resultará que un mal desarrollo afectivo afectará negativamente a la inteligencia.
¿Cómo escribe la persona emocionalmente inteligente?
Se ha estudiado mucho sobre el Campo de Conciencia, observando cómo con un Campo de Conciencia Ancho, la persona tiene más facilidad para estar en varias cosas a la vez, pasar de una idea a otra, registrar un gran número de datos y resolver un gran número de problemas variados enfocándolos desde distintos ángulos, mantener la atención a pesar de perturbaciones externas, sentido y gusto por los matices, visión global, imaginar, intuir, espíritu de síntesis, curiosidad intelectual, riqueza de ideas, tolerancia, etc.
Y cómo con un Campo de Conciencia Estrecho, la persona tiene una atención más focalizada, canalización de intereses, necesidad de eliminar lo que perturba la concentración, precisión y exactitud, atención al detalle, meticulosidad, aptitud para analizar un problema, pensamiento algo estereotipado.
Grafológicamente en las escrituras, aun cuando no es posible detectar el Coeficiente de inteligencia (C.I.), sí podemos ver claramente el tipo de inteligencia que utiliza la persona y cómo es su Campo de Conciencia.
Signos Gráficos del Campo de Conciencia Ancho
- Buena organización del espacio. Equilibrio entre los blancos (la hoja) y los negros (lo inscrito), factor de una mente e ideas claras.
- Escritura que se extiende en la palabra.
- Escritura en guirnalda (m y n en forma de u).
- Dominio del movimiento (el movimiento denota interés).
- Formas simplificadas.
- Escritura rápida, rítmica.
- Líneas sinuosas.
- Inclinada o ligeramente desigual.
- Trazo pastoso, flexible.
- Puntuación alta y poco precisa.
- Firma sencilla o simplificada.
Signos Gráficos del Campo de Conciencia Estrecho
- El espacio está muy cuidado, convencional, márgenes grandes, espacio regular entre las palabras, compacta.
- Escritura en arcada (n y m en arco).
- Predominio de la forma, controlando el movimiento.
- Escritura tensa, rígida.
- Escritura lenta, monótona.
- Trazo tenso, neto, apoyado.
- Formas caligráficas, complicadas, demasiado legible, infantil.
- Puntuación baja y precisa.
- Firma con rúbrica grande.
Según la Psicóloga, MorfoPsicóloga y Grafóloga francesa, Suzanne Bresard (1997), quien estudió concienzudamente el tema, distingue tres tipos de inteligencia:
- La Intuitiva,
- La Deductiva y Analítica.
- La Meditativa.
Donde cada tipo se refleja perfectamente bien en la escritura.
En el proceso del análisis Grafológico, existen otros elementos para detectar cómo la persona utiliza su inteligencia: bien sea de forma más o menos concreta, práctica, abstracta, lógica, imaginativa, sintetizando…, y para ello es importante remitimos a las tipologías de S. Freud (1856-1939), Carl G. Jung (1875-1961), e Hipócrates (460 aC.-370ª.C.), entre otros.
En definitiva, no importa tanto el grado de inteligencia que cada persona tenga, cómo de qué forma la aprovechamos y hacia dónde la enfocamos para que tenga un buen rendimiento final.
Y, por supuesto, no podemos separarla de nuestra aliada «la afectividad«, que al final será esa combinación, la que nos acerque a una mayor o menor «inteligencia emocional«.
Espero que hayas descubierto el tipo de Inteligencia Emocional que tienes al observar tu escrito, y te permita continuar en el camino del aprendizaje en la Gestión de las Emociones.
En el mientras tanto, hasta que nos volvamos a “leer”👀
Deja una respuesta